El individuo aislado no puede existir. El ser humano siempre se ha relacionado con otros seres humanos y ha vivido en sociedad. Para el correcto y adecuado funcionamiento de una sociedad deben existir unas normas de obligado cumplimiento que regulen las relaciones entre las personas y posibiliten la convivencia. Para ello nace el Derecho, entendido como el conjunto de normas de carácter general, que se dictan para regir sobre toda la sociedad y se imponen de forma obligatoria a los destinatarios, y cuyo incumplimiento debe acarrear una sanción o la respuesta del Estado a tales acciones. Así pues, el Derecho del Trabajo se define como aquella parte del Derecho que se encarga de regular las relaciones laborales entre el trabajador y el empresario. A finales del siglo xViii comienza en Inglaterra la Revolución industrial, que con posterioridad
se extenderá al resto de Europa. Dicha revolución se basó en la utilización de nuevas máquinas y la creación de grandes fábricas, que poco a poco hicieron desaparecer
a los pequeños negocios artesanales, naciendo así un proceso de industrialización sin precedentes en la historia.
Con la Revolución industrial también se incrementaron los conflictos sociales, debido a las condiciones penosas que los empresarios establecían para sus trabajadores. A
veces, niños de siete u ocho años trabajaban 12 o 14 horas al día, con graves riesgos para su salud, y sin apenas descanso. La principal preocupación de los empresarios era
aumentar la producción al menor coste posible, es decir, pagando el salario más bajo que pudieran, aprovechándose del enorme desempleo que existía. Esta situación de
injusticia favoreció la aparición de los primeros sindicatos de trabajadores y provocó conflictos en demanda de aumentos de sueldo y mejoras en las condiciones de trabajo. La
unión de los trabajadores permitió la publicación de las primeras leyes protectoras de sus derechos y, consecuentemente, la mejora progresiva de su calidad de vida.
En realidad, es a partir de la segunda mitad del siglo xix cuando la regulación de las relaciones laborales comienza a tener una verdadera consideración jurídica.
En España, es entre los años 1919 y 1931 cuando se promulga una importante legislación obrera y se publican los primeros códigos de Derecho del Trabajo, considerándose
el Derecho Laboral, a partir de entonces, como una disciplina independiente. En 1980 se publica la Ley del Estatuto de los Trabajadores, que incluye la regulación
básica de las relaciones laborales en España. Actualmente, en 2015 se aprobó un nuevo texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores (ET), que integra las modificaciones realizadas en dicha ley, así como las efectuadas por otras disposiciones legales.