Miguel Moro Vallina, ingeniero de formación, trabaja como docente y consultor en el ámbito de las nuevas tecnologías. Autor de publicaciones técnicas, también ha abordado otras temáticas: la historia económica y la economía financiera en Crisis y deuda externa: las políticas del FMI y el urbanismo en Oviedo detrás de la fachada. También participa esporádicamente en cursos de verano de la
Universidad de Oviedo sobre Teoría de la Organización y Ecología Política.
¿Cómo describirías Vivir con menos?
Vivir con menos es una guía de prácticas ecológicamente
sostenibles, una forma de repensar nuestros hábitos de consumo de
alimentos, energía o recursos para hacerlos más responsables, es decir,
más conscientes de las consecuencias medioambientales que poseen
nuestros actos.
¿Es posible cambiar nuestra huella ecológica con pequeños gestos?
La magnitud de los problemas ecológicos a los que nos enfrentamos es muy
grande. Los pequeños gestos, como cerrar el grifo mientras nos lavamos
los dientes, apagar la vitrocerámica unos minutos antes de terminar de
cocinar para aprovechar el calor residual o evitar dejar los aparatos en
posición de Stand-by, son importantes pero no suficientes; también son
necesarias medidas que implicarán repensar nuestros modelos de vida, de
transporte y de consumo, nuestra ordenación del espacio o nuestro modelo
de producción alimentaria. Vivir con menos trata de conjugar ambos
enfoques, atendiendo simultáneamente a lo micro y a lo macro.
¿Una familia media que aplique las medidas que se explican en este libro cuánto puede ahorrar?
El ámbito más fácil de cuantificar es el ahorro energético, en el que hay estimaciones que sitúan entre 400 y 1.000 euros la cantidad de dinero que se puede ahorrar en la factura energética con medidas de reducción, eficiencia y aislamiento. Otros ámbitos son más difíciles de cuantificar, pero conllevan también ahorros importantes de dinero, energía y recursos: el uso de las piernas, la bicicleta o el transporte público en lugar del automóvil, la apuesta por la durabilidad de los objetos y no por su obsolescencia y sustitución compulsiva, el consumo de más hortalizas de temporada y menos alimentos industriales…